No lo pude evitar...

Hoy "relleno" mi cuota diaria de blog con un escrito que he copiado del Foro del Club Baix Llobregat. Ya sé que no "está bonito" eso de generar contenidos en la web de uno a base de "copia y pegar" de las páginas de los demás... pero no lo pude evitar... :)  No lo pude evitar por muchos motivos... porque me parece un texto excelente, que habla claro y retrata una realidad que todos hemos vivido en alguna ocasión... porque lo escribe un colombófilo cabal y serio, como es Sebastián Generoso, que sabe de lo que habla ya que lo ha vivido en primera persona,... porque tengo un amigo que, en estos momentos, pasa por una situación similar, aunque me temo que estas letras ya le llegan un poco tarde...

Sin más historias, les dejo a continuación el citado comentario de Sebastián Generoso:

"...Como dice Alberto Cortez, cuando un amigo se va, deja un vacío en el alma...

Pero también se lleva un vacío en el alma quien marcha.

Digo esto, porque de la misma manera que un divorcio no es más que la representación física de un un fracaso, un abandono de las palomas es una muestra palpable de que algo no hemos hecho bien. O no se ha hecho bien de forma colectiva.

Quien esto escribe, ha pensado varias veces tirar la toalla, pero... siempre viene a mi recuerdo la situación de un amigo que dio el paso y ahora... ahora tiene un vacío que no sabe cómo llenar.

La colombofília no es como otros deportes, en los que uno deja de competir y se conforma con ponerse de vez en cuando las zapatillas y matar el gusanillo. Aquí o se está o no se está. Y si no se está, tampoco se pertenece a un grupo.

Los amigos que llegaron de la mano de las palomas, con ellas se marchan y, como cuando uno se jubila ya no pertenece a la empresa donde quedaron los compañeros de trabajo y entre ellos algunos amigos, cuando se deja la colombofília, se dejan compañeros, que en su mayoría son amigos.

Pero ¿que hemos hecho mal?. Pues a veces involucrarnos demasiado, no dar un paso atrás para tomar nuevos bríos, volcarnos demasiado en una faceta, que muchas veces son organizativas y que nos lleva a apartarnos un poco de las palomas, auténticas protagonistas de esto.

A veces incluso -nos pasa como a los políticos, que de alguna forma lo somos quien dirigimos un club- perdemos de vista el conjunto por volcarnos demasiado con la parte directiva.

Ante esto, mi receta, aunque reconozco ser incapaz de llevarla a efecto, es dejar paso a otros, quedar de meros colombófilos de a pie y disfrutar de las palomas. Porque ellas no tienen culpa de que nosotros les hayamos puesto los cuernos con las asambleas, reuniones, censos, licencias, CN1, clasificaciones, campeonatos y mil cosas que, al final, ¿es colombofília o política?.

Mi experiencia es muy dura en ese sentido. Cuando empecé en esto, hace ya treinta años -ahí es nada- disfruté de las palomas los tres primeros años como nunca después lo conseguí. Como en un noviazgo, me emborrachaba de palomas, horas y horas en el palomar hasta que un día, se me ocurrió echar una mano en la comisión de concursos y ahí, ahí se quedó el colombófilo que había en mí y que tanto echo de menos hoy. Por medio quedaron la comisión de concurso, la presidencia de una territorial, de un club, de otro club, de miles de cosas que he hecho "alrededor" de las palomas, pero no con ellas.

No sé si me he explicado, pero piensa, amigo ..., que con las palomas se van amigos y con ellos los recuerdos, y con los recuerdos la vida. las palomas son nuestra droga y no es fácil dejarla sin cambiar de vida. ¿Estamos dispuestos a vivir sin palomas después de años entre ellas?, ¿seremos capaces de hacerlo?.

Animo, no dejes que un bache se convierta en un precipicio y vuelve a los inicios, disfruta de ellas, conoce a los pichones, observa cómo crecen y en definitiva, vuelve a ser colombófilo.

Un saludo de un desconocido desde las antípodas de Cataluña, desde Granada.

Sebastián Generoso. "

Tras leerlo una vez más, sólo puedo decir... GENIAL!!!

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