Vaya día de mierda

Este domingo ya pintaba mal desde el viernes, cuando nos suspendieron el primer concurso del año. Una noticia de estas siempre te deja un poco chafado y más cuando vuelas más de 2.000 kms. para ver cómo regresan tus palomas. Pero la cosa se terminó de joder hoy a primera hora de la mañana, cuando nos dieron la noticia del fallecimiento de nuestro compañero Salvador Cabrera Castro. Un colombófilo de raza... Hermano, primo y sobrino de colombófilos. Un hombre que seguía practicando la colombofilia de nuestros mayores, donde la paloma es lo primero. Firme creyente en la calidad antes que en la cantidad. Nos machacaba semana sí y semana también desde su mini palomar y para ello le daba y le sobraba con sus cuatro o cinco parejitas de reproducción. A pesar de lo ya dicho, lo mejor de Salva no era su faceta colombófila, sino la calidad humana que destilaba por todos su poros. En un deporte como el nuestro, lleno de pasteleos, hipocrecías y niños en cuerpos de hombre. Salva llamaba a las cosas por su nombre. No era amigo de medias tintas ni de hablar por la espalda. Esto le hizo tener muchos amigos y quizás algunos enemigos, pero el tener la conciencia tranquila y el poder llevar la cara siempre bien alta creo que le compensaban de sobra. Nunca lo verías tomar una copa o charlar con alguién que el no considerara buena gente. Mientras que otros gustan de criticar en la barra del bar, pero luego son los primeros que van a buscar el roce con el ganador de turno, aunque lo hubieran estado llamando hijo de puta cinco minutos antes, y pierden el culo si este les regala un pichoncito... Salva era de los que se salían del bar si veía entrar a uno de estos tipejos que pastan a sus anchas por nuestro deporte. Además, lo hacía con descaro, para que quedara claro que se iba porque había llegado fulanito o que no entraba en la oficina del club porque dentro estaba menganito. Genio y figura hasta el final. Quizás porque en eso me parezco un poco a él, yo sentía que con Salva tenía una sintonía muy especial. De esa que puedes estar meses sin hablar con alguien pero un día lo llamas a las ocho de la mañana y sin decirle ni hola le preguntas por cualquier duda que te haya surgido. Supongo que para eso hay una palabra sencilla... Amistad. Dicen los viejos que un buen amigo es como la sangre que viene cuando hay una herida, sin necesidad de llamarla. A mi Salva me desmostró que era uno de esos, por ejemplo el día del ya famoso burofax de mi querido EX presidente. En resumen se ha ido uno de los buenos y en un deporte donde somos pocos y hay mucha morralla, el perder a un puntal de estos deja a todo el edificio tocado.

Salva vete montando el palomar allá arriba que cuando yo vaya quiero una rondita de pichones de esos pintos buenos que tú tienes :)

Desde aquí mi pésame a toda la familia y mi más profundo dolor por no poder estar con ellos en estos momentos.

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