Primeras diferencias

Lo primero que uno nota al llegar de nuevas a cualquier parte es la climatología reinante en el lugar y en Madrid, en estas fechas, es totalmente diferente a lo que estamos acostumbramos en nuestras Islas. El termómetro aquí, durante los meses de julio y agosto, pasa de los treinta y cinco grados durante todo el día, incluso cuando ya ha caído la noche. A pesar de ello, las palomas no parecen notarlo en demasía y ni siquiera noto que tomen más agua que cuando estaban en Canarias. Yo lo achaco a otro factor diferenciador, la humedad ambiental. Mientras que en Canarias, durante todo el año, es raro el día en que la humedad baja del 75% aquí, hasta la fecha, nunca la he visto situarse por encima de 40%. Por otra parte, esta temperatura es perfecta para mi idea de criar pichones tardíos y ya casi todas las parejas se han puesto "manos a la obra", tras recuperarse de las secuelas del viaje hasta la Península.

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